martes, 13 de marzo de 2012

“The lost city”: odio y bazofia en Andy García


Rolando Pérez Betancourt

Andy García en "The lost city"

Carismático, buen actor ––siempre y cuando el director de turno sea capaz de atajarle una tendencia natural a la sobreactuación––, Andy García soltó otra de sus andanadas contra Cuba, esta vez en el Festival de Cine de Guadalajara.
Una obsesión la suya que, por recalcitrante y claveteada en el tiempo, no tendría “la menor importancia” (como decían los personajes de Arturo de Córdova) si no fuera porque García insiste en afirmar que La ciudad perdida (2005), primer trabajo como director, es su mejor película.
Según agencias cablegráficas, a la pregunta de si su visión cinematográfica sobre la Revolución cubana había sido vista en Cuba, el actor respondió: “Nunca se ha distribuido oficialmente, pero sé que se ha visto de manera clandestina o pirateada. Se ha pasado de mano en mano, así que la han visto varias personas”.
No dudo que “varias personas” ––como dice Andy–– hayan visto su película en Cuba; este crítico entre ellas, y no de manera clandestina. Pero como artista, debería averiguar más bien qué piensan esas personas de su película.

La ciudad perdida es un bodrio de punta a cabo, de los peores que haya visto en mi vida, tanto por la torpe manera con que está narrada, como por el odio político que ni siquiera se preocupa en camuflar.
Pero pudiera ser considerada esta una opinión “oficialista”.
Mejor aproximación a una verdad descontaminada obtendría el actor cubano-norteamericano sumando hechos incontrastables como estos: en el mismísimo Miami no fueron pocos los que vieron La ciudad perdida como una vergüenza artística y a la crítica no le quedó más remedio que (en términos diversos) hacerla añicos. Solo los terroristas y sus adláteres tuvieron palabras de encomio en esa ciudad y ya se podrá imaginar atendiendo a qué factores. La crítica norteamericana y mundial, en su totalidad, la hizo papillas y prestigiosos festivales del mundo se negaron a exhibirla alegando que, además de mala, las ofensas que del filme emanaban no podían tolerarse. Hoy, si se busca información sobre La ciudad perdida, las críticas, y hasta las burlas, resultarán aplastantes.
De Internet abrí dos sitios al azar, sin conocer quiénes son los que opinan.
Dice la crítica española Beatriz Maldivia: “El acriticismo reinante durante la dictadura de Batista es elocuente, pues dedica una hora o más de película a este periodo histórico y no muestra ninguna de las decisiones de Batista; los campesinos y los desheredados no tienen ni un solo fotograma de presencia”.
“Esta torpeza en equilibrar unas tramas con otras solo puede provenir de alguien cuyo formato no es el guión, como Cabrera Infante, o de alguien que tiene poca experiencia o poca supervisión en esto de dirigir cine, como Andy García.”
“La película es, en resumen, una retahíla de diálogos inacabables, mal escritos, sin vínculos entre sí y sin mayor propósito que Andy García y Cabrera Infante perpetren una especie de ensayo sobre Cuba que sería rechazado en cualquier gacetilla periodística infantil. Es cinematográficamente ––no solo ideológicamente–– nula.”
Y Humberto Fontova escribió: “Previamente, muchos festivales de cine se negaron a proyectarla. Ahora muchos países latinoamericanos se rehúsan a hacerlo. Las ofensas de la película son muchas y variadas. La más imperdonable de todas: el Che Guevara es presentado asesinando a personas a sangre fría. ¿Cuándo antes se había escuchado tal sinsentido? ¿Y de dónde saca este creído Andy García la desvergüenza de retratar tales cosas? Este tipo obviamente no conoce su puesto”.
“¿Y de dónde sacó García su noción prepóstera de la Cuba pre-Castro como un lugar relativamente próspero pero políticamente convulsionado?, se preguntan los críticos. Todos los cubanos que muestra parecen de clase media. ¿Dónde está en su película el tsunami de campesinos encorvados y hambrientos que llevaron a Fidel y al Che a La Habana en hombros, se preguntan? ¿Dónde están todos esos trabajadores y campesinos enfermos y analfabetos de los cuales me hablaron mis profesores, Dan Rather, CNN y Oliver Stone, se preguntan los críticos?”
“García —este bombista cinematográfico— ha sacudido seriamente las fantasías y alucinaciones de los principales medios sobre la Cuba pre-Castro, sobre el Che, sobre Fidel y sobre los cubanos, en general. Por lo tanto, los críticos están descorazonados y desorientados. Su molestia y desprecio son vomitados crítica tras crítica.”
Entre las respuestas que recibió Humberto Fontova a su trabajo se encuentra esta sin firma: “vi la película hoy en Madrid, es un bodrio, con demasiados clichés sobre todos los personajes, actuaciones malísimas … dos horas y media de aburrimiento … espero que el libro de Cabrera Infante sea mejor que esta falta de respeto a la historia. Y lo de hablar en inglés… fue lo peor, si es Cuba, no Miami”.
En Cuba no ha sido estrenada oficialmente mi película, se queja Andy García.
¡¿Pero qué quería el hombrín?!, se asombrarían todos los que en el mundo se han manifestado contra La ciudad perdida.
Aunque a lo mejor va y un día la televisión se embulla, y luego de pedirles excusas a los televidentes por la sensibilidad herida, la pasa y le desmonta críticamente la película al Andy director, paso a paso, como un material de primera mano que permita comprender cuánta bazofia (y muchos adjetivos más) se puede armar cuando es el odio ciego el que rige la batuta. 
(Tomado de Granma)

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