Esto sí puede ser un “asesinato político”… pero por eso mismo no es noticia
Emilio Ruchansky
A pocas horas de ser detenido por la
policía española, el argentino Juan Pablo Torroija entró el 11 de julio
pasado al Hospital Trueta, en la ciudad de Girona, con diversos golpes y
asfixiado. Tres días después falleció, según la versión oficial, tras
haberse ahorcado en la comisaría. “Llamamos a un amigo de él en
Barcelona para que viajara a averiguar. No teníamos noticias hacía dos
semanas. Nadie nos informó de su muerte. Y este amigo supo, por otro,
que la policía lo había golpeado mucho durante la detención”, señaló
ayer a este diario Ana Sol, hermana de Juan Pablo. Torroija era un
activista del movimiento Okupa, estuvo con los indignados en Barcelona y
se fue de ahí a fines de 2011, tras una
serie de desalojos. Sus familiares exigen una nueva autopsia y ser parte
querellante en el caso, mientras realizan los trámites para que la
Cancillería argentina se sume al reclamo de esclarecimiento.
“Sabemos, por lo que informó el hospital,
que Juan Pablo entró a las 4.52 del 11 de julio, trasladado desde la
Comisaría Vista Alegre. Llegó en una ambulancia acompañado por la
policía municipal. Ahora nos enteramos de que en su detención también
participaron los Mossos d’Squadra, una división policial implicada en
varios casos de tortura seguida de muerte”, dijo Florencia Mazzadi,
directora de la organización Cine Migrante y amiga de Juan Pablo. El
amigo que fue en su búsqueda, agregó, pudo ver distintos golpes en las
costillas, piernas, manos y “el cuello con la nuez hundida”.
Este último detalle es el que más llamó
la atención a familiares y amigos. La autopsia, a la que pudieron
acceder ayer, afirma que falleció de un paro cardiorrespiratorio por la
lesión sufrida en el cuello. “Pero en el cuello no hay fractura. Es
decir que difícilmente se pudo haber ahorcado. Además de los golpes que
tenía, en algunas partes le habían puesto cinta, no gasa, como para
tapar algunos golpes”, afirmó Mazzadi. La policía adujo que Torroija fue
perseguido y detenido tras intentar robar un auto. De hecho, la
Justicia española abrió dos causas: una por el robo y otra por el
suicidio.
El amigo de Torroija que contactaron los
familiares y pudo ver el cuerpo relató que un joven italiano, también
integrante del movimiento Okupa, le relató que el activista argentino
fue duramente golpeado por la policía. “Y se tomó el cuello y le hizo
unas señas, como dando a entender que lo habían ahorcado”, dijo Ana Sol
Torroija. Ni la policía ni el hospital ni las autoridades locales
informaron a los familiares, omitiendo lo dispuesto por la Convención de
Viena sobre Relaciones Consulares. Recién el sábado pasado, 14 días
después de la muerte, llegó la noticia y por vías informales.
“No hagas caso de lo que dice la
policía”, dijo el joven italiano al amigo del activista argentino, antes
de despedirse. Según publica el Setmanari de Comunicació Directa, los
Mossos d’Squadra atribuyeron la detención y el traslado a la policía
provincial. “Una vez en la celda, intentó ahorcarse con su camisa, lo
que fue observado desde las cámaras de videovigilancia. Los agentes
intentaron reanimarlo mientras requerían la presencia del servicio de
emergencias médicas”, contaron fuentes policiales al diario catalán.
Los Mossos están implicados en dos de las
tres muertes dudosas ocurridas en el último año, entre otras, la de
Mustafa el Marrachki, quien también se habría ahorcado según la policía,
aunque el caso está siendo investigado. En el último informe de la
Coordinadora para la Prevención y Denuncia de la Tortura se reseñan
otros seis casos de supuestos suicidios en comisarías y cárceles en toda
España durante 2011, advirtió Mazzadi, quien por su profesión de
abogada está ayudando a la familia a realizar varios pedidos a la
Cancillería argentina para que intervenga como querellante.
“Recibimos las presentaciones y el tema
se está evaluando. Seguramente mañana (por hoy) la Cancillería va a
tomar una decisión sobre los pedidos”, afirmó anoche una fuente del
Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto. El cuerpo de Torroija está
en la funeraria Mémora que, según los familiares, sólo lo devolverá si
ellos se hacen cargo del traslado del cuerpo para su posterior entierro,
imposibilitando una nueva autopsia. Este último reclamo fue hecho por
un hermanastro de Torroija, quien vive en España, es abogado y se
presentó como querellante en representación de una hija del activista,
nacida en suelo ibérico. Sus pedidos aún no recibieron respuesta.
Torroija tenía 41 años, vivía hacía ocho
en España y era padre de dos hijos. Se mantenía haciendo changas, muchas
relacionadas con el armado del sonido para recitales.
(Tomado de Página 12)
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