Cólera desinformativa en Miami
(Tomado de La Pupila Insomne)Edmundo García
Edificio de”El Nuevo Herald” |
No
se me ocurrió mejor manera de explicarle a los oyentes de “La tarde se
mueve” la contradicción ética en que caen los periodistas extremistas de
Miami al tratar a Cuba, que usar la
imagen de una persona que anda desnuda por la calle y después critica a
otra por llevar la camisa desabotonada. La verdad que hay que tener la
cara dura para hacer eso. Es lo que ha sucedido durante la manipulación de la noticia sobre los brotes diarreicos y los casos de Vibrión Cholerae en la provincia Granma, específicamente en Manzanillo y Bayamo, como informó el Ministerio de Salud Pública de Cuba el martes 3 de julio.
La manipulación y abuso sin compasión de la noticia se soltó hace medio mes cuando el periódico El Nuevo Herald,
que es “la fuente” diaria del resto de la comparsa desinformativa de
Miami, metió las manos en un blog miamense que a su vez había publicado
un supuesto informe de un sitio en internet titulado Hablemos Press. Una
llamada agencia noticiosa tan parcializada, que en su propia página web
declara como objetivo la crítica al gobierno cubano y la promoción de
cultura “contestataria”.
Lo
curioso del caso es que ese blog de Miami, que sirve a los periodistas
Juan Carlos Chávez y a Juan Tamayo de El Nuevo Herald, para servirle al
resto de la prensa anticubana de Miami la supuesta “epidemia de cólera”
en Cuba, es editado por Wilfredo Cancio Isla, quien también era un
empleado de El Nuevo Herald y que trabaja ahora para el Canal
41 de Miami; que lógicamente se integró a la campaña. Como se sumó
rápidamente Radio Martí, donde ocupa un alto cargo Humberto Castelló, ex
director de El Nuevo Herald. Tampoco está de más recordar que
la batuta anticubana del citado Canal 41 la lleva el presentador
dominicano Oscar Haza, que es ahora locutor de Radio Mambí, una emisora
de la empresa Univisión Radio, lo que da una imagen de la promiscuidad
informativa que existe en Miami, haciendo necesaria una prensa
alternativa a todo ese monopolio.
Pero
si lo anterior es curioso, lo es más que el ahora bloguero Wilfredo
Cancio Isla, devenido en colérico o rabioso crítico de la revolución
cubana, haya sido profesor de periodismo de la Universidad de La Habana,
becado en Cuba y el extranjero por instituciones oficiales, con acceso a
órganos de prensa estatales que ahora llama “oficialistas”. Wilfredo
Cancio Isla, que si acaso le nacionalizaron en Cuba una chambelona en la
escuela primaria de Sancti Spíritus, es de los que sueñan secretamente
con que una epidemia de cólera arrase con Cuba para poder regresar y
fundar un periódico; seguramente para ponerlo al servicio del alcalde y
de la guardia rural de Holguín o Jatibonico. La gente en Miami no se
explica al servicio de quién está un ex revolucionario como Cancio Isla,
que durante el juicio a los cinco luchadores antiterroristas cubanos,
al ver que no se doblegaban ante ningún tipo de presión, ofrecimiento o
chantaje, escribió que eran dirigidos desde La Habana por telepatía, que
elogió a Posada Carriles como
militante anti castrista, que hizo propaganda de un libro de Antonio de
la Cova celebrándolo como académico y ocultando que había sido
procesado por terrorismo al poner un explosivo en una librería de Miami;
alguien quien lanzó además otro artefacto en la casa del pintor cubano
Vicente Dopico, con su hija pequeña dentro, como testimonió en
entrevista para “La tarde se mueve”. Wilfredo Cancio Isla escribió un
artículo en febrero del 2007 acusando a Cuba de tener un laboratorio
para preparar armas bacteriológicas y atacar a Estados Unidos, citando a
un tal Roberto Ortega que dijo haber sido jefe de los servicios médicos
de las FAR. Cancio Isla, pisoteando la ética periodística, dio por
buenas esas declaraciones sin contrastarlas con información de alguna
agencia norteamericana.
Pero
hay más sobre Wilfredo Cancio Isla. Como el hombre que anda desnudo por
la calle y acusa o delata al compañero que se desabotona la camisa,
Cancio Isla, con estas y otras faltas graves a la ética periodista y
humana, se ha atrevido a acusar precisamente de no tener ética al
periodista Albor Ruiz, quien publicó un artículo muy profesional en el New York Daily News, sobre la manipulación que por más de dos semanas ha tenido esta situación con los brotes diarreicos en el oriente de Cuba.
El
periodista Albor Ruiz, quien trabaja con los estándares habituales del
periodismo norteamericano, entrevista para su artículo titulado
“Anti-Castro politics attempts to capitalizes on Cuba’s cholera
outbreak” a la Dra. Romy Aranguiz, una joven cubanoamericana
especialista en reumatología, residente en Massachussets. La Dra.
Aranguiz, también entrevistada recientemente en “La tarde se mueve”,
dice al periodista Albor Ruiz que entiende la lógica de las autoridades
sanitarias cubanas y hace un llamado a poner a un lado los intereses
políticos e ideológicos del debate y dar paso a la solidaridad. Ruiz
entrevistó a Aranguiz no solo por ser cubana, sino también por la
referida condición de graduada en ciencias médicas, con dos
especialidades en universidades de Estados Unidos, lo que la capacita
para poder hablar del problema con responsabilidad.
Pero
todo esto no fue suficiente para que Wilfredo Cancio Isla, al darse por
aludido como bloguero, señalara ante lectores y directivos del New York Daily News
al artículo del periodista Albor Ruiz como ejemplo de falta de ética
periodística; y no bastándole con eso, como todo un censor o burócrata,
Cancio Isla cuestionó en la Dra. Aranguiz la capacidad de opinar
objetivamente por el hecho de pertenecer al grupo Cuban Americans for
Engagement (CAFÉ) y estar de acuerdo con la normalización de las
relaciones entre Cuba y los Estados Unidos. Vuelve a surgir la duda, ¿al
servicio de quién está Wilfredo Cancio Isla? ¿A quién quiere complacer?
Como decía, una vez que El Nuevo Herald
sirve la calumnia anticubana en la mesa, los demás medios miamenses
empiezan a doblar como campanas. El propio 29 de junio Juan Carlos
Chávez citaba a Julio César Alfonso, un especialista anticubana que se
presenta como presidente ejecutivo de una organización llamada
Solidaridad Sin Fronteras; organización que estimula la deserción de
profesionales cubanos de la salud de sus misiones en el extranjero, como
parte de un viejo plan del gobierno de Bush mantenido por la actual
administración. Julio Cesar Alfonso repite lo mismo que había dicho el
blog de Wilfredo Cancio Isla, citando a Hablemos Press, sobre una
llamada epidemia de cólera en la isla que se hubiera querido ocultar.
Hoy viernes 13 de julio un nuevo artículo de Juan Carlos Chávez vuelve a
la carga con Julio César Alfonso, ahora acompañado por el Dr. Darsi
Ferrer (por cierto, nadie se explica en Miami qué hace todavía Darsi
Ferrer aquí sin viajar a Tennessee con su familia), recurriendo al viejo
chantaje mediático de ofrecer una supuesta ayuda a Cuba que las
autoridades sanitarias de la isla no les han solicitado.
Pero a Julio César Alfonso y a Darsi Ferrer no les ha bastado con El Nuevo Herald; la misma propaganda publicada hoy la hacían ayer en el programa de Ramón Saúl Sánchez Rizo en la emisora radial de Miami La Poderosa.
Una persona con un pasado violento que quiere dárselas de almirante y
pacifista, sigue intimidando a los cubanos ahora con propaganda desde
las ondas radiales.
Medio
mes de abuso mediático sobre la llamada epidemia de cólera en Cuba,
medio mes de mentiras sobre los 15 muertos y los centenares de
afectados, sin una muestra de compasión humana, permitiría escribir un
libro. No han faltado tampoco en estas dos semanas menciones a dengue,
meningitis, tuberculosis y ni se sabe cuántas enfermedades más. Todo
esto solo para calumniar a la revolución cubana, a su sistema de salud y
en particular su misión medica en Haití, reconocida precisamente por su lucha contra el cólera en un detallado reportajede Deborah Sontag para el New York Times
el pasado 31 de marzo, que por supuesto la prensa de Miami silenció.
Como se ha dicho otras veces, ese rencor de la extrema derecha
cubanoamericana empezó por un odio a un enemigo político y terminó en un
odio a toda la nación: odio a la música cubana, odio a la pintura
cubana, odio al deporte olímpico cubano, como seguramente veremos en
unos días cuando comiencen las Olimpiadas en Londres. A la prensa
anticubana de Miami no la mueve la búsqueda de información sino la
búsqueda de pretextos para encender ese rencor contra la nación, contra
la patria. Mucho cuidado con esos periodistas que como Juan Tamayo y
Wilfredo Cancio Isla han llegado al final de sus carreras como
ilusionistas de la desinformación.
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