El Julian Assange de Alejo Carpentier
Por Lorena Bou Linhares
“Tu única solución es la de buscar el asilo en alguna embajada de
país latinoamericano.” Esto fue probablemente lo que pensó Julian
Assange, el fundador de WikiLeaks, el pasado 19 de junio,
cuando solicitó asilo diplomático para evitar la extradición que Suecia
exige al Reino Unido por los supuestos delitos sexuales que cometió
durante su visita a Estocolmo en el verano de 2010.
“Piensas en la de México, tan hermosa, con su gran jardín adornado de
flamboyanes. Piensas en la de Brasil, que tiene buena piscina. Piensas
en la de Venezuela, que tiene una magnífica biblioteca y donde dan
arepas con el desayuno. Pero están muy lejos.” Quizá de esta manera
evaluó la situación Julian Assange antes de decidirse por la embajada ecuatoriana de la capital londinense.
Estas frases entrecomilladas, que parecen calzar a la perfección con
la situación que vive hoy el creador de la mayor plataforma de
filtraciones, son las palabras del personaje que protagoniza el cuento El derecho de asilo de Alejo Carpentier,
un secretario de la presidencia que pide asilo en la embajada de un
país fronterizo y que, ante la imposibilidad de salir de ese recinto,
permanece asilado durante años, hasta convertirse en el nuevo embajador
del propio país que le dio refugio.
Este relato que el escritor cubano publicó en 1972, salvo por el
carácter irónico que encierra, parece proyectarse hoy en las
dificultades que está encarando Julian Assange para abandonar Londres y
llegar a Quito. Por tratarse de un asilo diplomático, el asilado
requiere de un salvoconducto para salir de la embajada rumbo al país que
le ha dado también asilo político. Reino Unido se niega a conceder el
salvoconducto porque asegura tener la “obligación legal” de extraditarlo
a Suecia, y amenaza con anular el estatuto que le impide entrar en la
sede diplomática ecuatoriana para detener al implicado. Como en el
cuento de Alejo Carpentier, dos guardias custodian la entrada de la embajada, pero en este caso no son soldados con bayoneta en mano, sino dos países: por un lado, Suecia y, por otro, Estados Unidos.
Assange afirma que la política de WikiLeaks es filtrar materiales
importantesEn su autobiografía no autorizada, cuya edición tuve el gusto
de coordinar bajo el sello editorial Los libros del lince, Julian
Assange afirma que la política de WikiLeaks es filtrar materiales
importantes, nuevos y que están siendo sometidos a la censura. Es la lucha contra la falta de transparencia
por parte del poder, sea el Gobierno que sea. Pero Estados Unidos, como
muchos otros Estados, no entiende de matices, y menos aún si se trata
de filtraciones que ponen al descubierto una política opresiva, como el
sistema de detención de los presos en Guantánamo, o las mentiras con las
que han justificado determinadas operaciones bélicas, como en las
guerras de Irak y Afganistán, por citar algunas de las filtraciones que
más han incomodado al Pentágono.
Las acusaciones de violación en Suecia han estado plagadas de
contradicciones. “Hubo una primera alegación de abuso sexual, luego fue
retirada y después fue interpuesta de nuevo”, afirma Julian Assange en
su autobiografía. Y en contra de lo que recomienda el protocolo oficial
de actuación policial, ninguna de las conversaciones de las mujeres que
lo denunciaron en la Policía fueron grabadas. Lo que sí está claro es
que desde Estocolmo el fundador de WikiLeaks puede ser extraditado a
Estados Unidos, donde sería juzgado y condenado a cadena perpetua o pena
de muerte, según sus abogados.
Quizá lo mejor que podría pasarle a Julian Assange es seguir
pareciéndose al personaje de Alejo Carpentier, encerrado en la embajada,
convirtiéndose con los años en un funcionario más, hasta conseguir la
nacionalidad del país de acogida y finalmente obtener el cargo de
embajador. Pero hay un inconveniente. Como nuevo embajador, el asilado del relato del escritor cubano acepta negociar con el Gobierno represivo que antes lo perseguía. Dudo de que Julian Assange esté dispuesto a jugar ese papel. Lo tiene difícil, sin duda.
(Tomado de Público, España)
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