Venezuela derrota a la Santa Alianza del siglo 21
(Tomado de La Pupila Insomne)Ángel Guerra Cabrera
Coalición internacional es el nombre que le dio Hugo Chávez.
Y es que a eso se enfrentó la Revolución Bolivariana en las elecciones
presidenciales del 7 de octubre. No a una alianza de fuerzas locales,
eso sí con mucho poder financiero, y un candidato que no le llega a
Chávez intelectualmente ni a la suela de los
zapatos. Sino a una potente agrupación de Estados imperialistas,
oligarquías latinoamericanas y la derecha trasatlántica, que decidió
echar toda la carne al asador para de una vez quitar del medio al
incómodo presidente venezolano. Estaban en juego trascendentales
intereses económicos y geopolíticos. Chávez encabeza al pueblo, que
además de poseer las más grandes reservas petroleras del planeta e
importantes recursos financieros, constituye el referente principal en
la conquista de la segunda independencia, la unidad e integración de América Latina y el Caribe, animador de la Alba, Petrocaribe, Unasur y la Celac. Su liderazgo ha hecho de Venezuela
el principal polo mundial en la lucha contra el capitalismo y su fase
neoliberal, contra el imperialismo y las guerras, por la democracia
participativa y el socialismo. Junto a otros proyectos latinoamericanos y
caribeños demuestra que es posible una alternativa a las brutales
formas de explotación neoliberal y creciente opresión política de los
pueblos, extendidas hoy a Estados Unidos y Europa.
La Santa Alianza del siglo 21 encabezada
por el norte revuelto y brutal se habría anotado su mayor victoria
política desde el desplome de la Unión Soviética y el
llamado socialismo real si hubiera conseguido derrotar al chavismo en
las elecciones del 7 de octubre. De este tamaño es el significado del
triunfo conseguido por el pueblo venezolano. Implica también el mayor
revés sufrido por la contraofensiva lanzada por Washington contra las
fuerzas populares de nuestra región. Iniciada con el ataque
yanqui-uribista a Ecuador, tiene sus eslabones principales en los golpes
de Estado en Honduras y Paraguay, el continuado freno en México al
ascenso por vía electoral de una alternativa al neoliberalismo, el
restablecimiento de la IV Flota y la proyección de poder militar hasta
el sur del continente mediante nuevas misiones y bases militares y
planes supuestamente contra la delincuencia organizada cuyo verdadero
fin es sembrar el terror y criminalizar la protesta social.
La victoria bolivariana ha sido justo la
que se necesitaba en este momento. No sólo ganar sino hacerlo por un
margen de más de un millón seiscientos mil votos(11 puntos
porcentuales) que hizo imposible la recurrente y mentirosa acusación de
fraude de la contrarrevolución a un sistema electoral ejemplo de
trasparencia en el mundo. Paralizó los planes para provocar el
enfrentamiento y la violencia en las calles y dar el pretexto a la
intervención militar imperialista. La maquinaria mediática del imperio
propalaba en las últimas semanas la noción de que el candidato opositor
ganaba terreno mientras Chávez lo perdía. Ya estaba a la mano el empate
técnico que se produciría precisamente en los días de la veda electoral,
argumentaban decenas de sesudos analistas políticos. Si tuvieran
vergüenza no se atreverían a asomarse más a la luz pública; pero no,
seguiremos viendo repetir las mismas mentiras y calumnias a los
caraduras escribas y profetas frustrados de El País, CNN y sus homólogos en Latinoamérica.
Otra cuestión a destacar del 7 de octubre
es la concurrencia de más de 80 por ciento de votantes, que demuestra
fehacientemente el interés en la política de los venezolanos, la
confianza en que su voto es contado -y cuenta- y el arraigo en la
población de una cultura política que ve las urnas como el medio para
dirimir las diferencias de opinión. Esto es un importante logro del
chavismo frente al golpismo y el desprecio al pueblo de numerosos
líderes de oposición. Qué diferencia con el autoproclamado paladín de la
democracia que nunca logra más de 50 por ciento de participación en
elecciones presidenciales sobre un registro electoral en que muchos ni
se interesan en inscribirse.
Claro que en Venezuela hay problemas. El
presidente Chávez ha sido muy crítico de la gestión gubernamental antes e
inmediatamente después de las elecciones y ya el chavismo debate el
resultado electoral con vista a combatir errores, profundizar la
orientación al socialismo y sacar lecciones de inmediato para las
elecciones legislativas y de gobernadores de diciembre, también muy
importantes.
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