miércoles, 26 de septiembre de 2012

  POLÉMICA: Sobre la crítica revolucionaria y Observatorio Crítico

(Tomado de La Isla Desconocida)

por Enrique Ubieta Gómez.
En el blog de nuestro Silvio apareció hace dos días un artículo del escritor cubano Guillermo Rodríguez Rivera con su acostumbrada pasión polémica e inteligentes observaciones. Como la intención de polemizar venía con mi nombre, mi respuesta fue publicada ayer en el mismo post. Reproduzco ahora en mi espacio ambos textos, con la recomendación de que los lectores se dirijan también al blog de Silvio, porque el debate originado allí ha sido muy enriquecedor. La verdadera polémica no es entre Guillermo y yo, sino entre nosotros y ciertas tendencias simplificadoras y contrarrevolucionarias, que cercan y obstaculizan la labor de la crítica revolucionaria, la que no quiere destruir lo logrado, sino llevarlo hacia nuevas metas. Bienvenido sea el debate contra sus enemigos. Postdata: He agregado más abajo la respuesta de Guillermo a mi respuesta y mi contrarréplica. Por mi parte es el final.
A propósito de la polémica abierta en su blog Silvio Rodríguez escribió también:

La izquierda se identifica (y falta mucho para que eso cambie) por el antiimperialismo. No todo el antiimperialismo pudiera ser de izquierda, pero para ser de izquierda es imprescindible ser antiimperialista. Para mi eso es básico. Y eso no quiere decir antinorteamericano ni anti Estados Unidos. Eso quiere decir en contra de las políticas imperiales hegemónicas de dominación global y regional. Al menos en nuestras circunstancias de cubanos y latinoamericanos considero que es así. Por eso todo el que pretende hablar como izquierda y sólo tiene palabras para criticar y denostar a los que han logrado hacer cosas concretas desde la izquierda, como por ejemplo tomar el poder, para mi o están equivocados o son farsantes.
Esto no quiere decir que dentro de la izquierda no circule el pensamiento. Todo lo contrario. Que ebulla y circule el pensamiento es signo inequívoco de que hay vida, igual que cuando en un organismo biológico circula la sangre.

Ni Ubieta ni Isbel
Guillermo Rodríguez Rivera
Los antiguos filósofos pitagóricos desarrollaron la idea de la importancia de “lo medio”. La verdad  –creía el viejo filósofo y matemático Pitágoras– está en el equilibrio, que al ser humano le cuesta mucho trabajo alcanzar y todavía más mantener. Los antiguos creían en lo que denominaban la aurea mediocritas, que no es (un parón en seco para los malos traductores) la áurea mediocridad, sino la dorada medianía.
El bienestar físico está (el pitagorismo está en los fundamentos de la ciencia médica: Hipócrates era un pitagórico) en conciliar los extremos: ni muy seco ni muy húmedo, ni muy frío ni muy caliente. Es una garantía de la salud del cuerpo humano y de la estabilidad de la propia naturaleza.
El mundo está lleno de extremos, y la sociedad no es la excepción: el neoliberalismo ha pretendido erigir al mercado en árbitro absoluto que no necesita ser regulado, pero cuando la irresponsabilidad y el afán de lucro  del mercado  bancario provocaron en 2008 la brutal crisis de la que el capitalismo aún no sale, el inepto e inútil estado, representado nada menos que por el propio George W, Bush, vino a rescatar a los bancos con los millones aportados por los contribuyentes norteamericanos.
El socialismo a veces procedió del mismo modo pero al revés: en Cuba estatalizamos el lustrado de zapatos y la venta de granizado, en un alarde socializador que ha terminado como sabemos.

(Para leer la polémica completa  http://la-isla-desconocida.blogspot.com/2012/09/sobre-la-critica-revolucionaria-y.html)

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