“Salvados” en La Habana para tontos en Madrid
José Manzaneda*
A pesar del sonoro disparate de un joven en La Habana -la acusación de que el Gobierno cubano “desaparece” personas, al estilo de las dictaduras militares del Cono Sur- esta persona era presentada, en la página web del programa “Salvados” del canal español La Sexta, como “Un indignado en la Plaza de la Revolución de La Habana”. ¿Fue puesto por la televisora, o por quién?
- ¿Por qué tienes miedo?
- Porque a lo mejor me desaparecen.
- ¿Cómo que te desaparecen?
- Eso es lo que se dice por ahí, que desaparecen a la gente.
- Pero esto lo estamos grabando para una televisión española…
- Que me desaparezcan… hay que enfrentar…
Así se expresaba un joven cubano contra el Gobierno de su país, ante la cámara del programa “Salvados”, de la cadena española “La Sexta”, cuyo equipo viajó a Cuba para reflejar los cambios económicos en el país (1).
A pesar del sonoro disparate -la acusación de que el Gobierno cubano “desaparece” personas, al estilo de las dictaduras militares del Cono Sur- esta persona era presentada, en la página web del programa, como “Un indignado en la Plaza de la Revolución de La Habana” (2). Una retorcida y ofensiva comparación con las miles de personas participantes en el movimiento de “Los indignados”, que en varios países protestan contra los abusos del sistema capitalista.
Y es que ése era, precisamente, el mensaje del citado programa: la supuesta adopción de medidas “capitalistas” en Cuba. Su título, de hecho, “Recortando la Revolución”, es una alusión a los recortes del gasto social en los países capitalistas de Europa. En el programa, por ejemplo, se hace una comparación un tanto desubicada entre los recortes del gasto social –en educación, salud, cultura o asistencia social- en ricas economías capitalistas, con el recorte del aparato burocrático estatal cubano, cuyo aligeramiento, en cualquier caso, va de la mano de la reubicación laboral de los trabajadores y de la creación de empleos alternativos. “¿Y ahora (en Cuba) qué va a haber que hacer, recortes como en España, en la salud y en la educación? (…) Vengo de un país capitalista donde nos están diciendo lo mismo…” –comenta el presentador a un entrevistado-.
En la propia web del programa, se lee que “algunas de (las medidas en Cuba) son abiertamente capitalistas, como el permiso para abrir negocios privados o la compraventa de casas y coches”. Todo ello sin explicar, por ejemplo, que el grueso de la economía cubana sigue en manos del Estado, o que los negocios particulares –a los que no se permite la acumulación de tipo capitalista- no son un actor económico central, sino complementario a las empresas públicas.
Un segundo mensaje del programa es el de la supuesta falta de democracia y libertad en la Isla, algo que lleva al presentador a hacer comentarios un tanto inverosímiles: “Si aquí (en Cuba) el Gobierno toma unas medidas de austeridad con las que la población no está muy de acuerdo, no se monta ninguna movilización, pero igual (sí que) habría ganas de montarla…”
Es decir, el presentador, el conocido “Follonero”, llega al absurdo de llamar “medidas de austeridad del Gobierno con las que la población no está muy de acuerdo” a los cambios económicos propuestos y debatidos por el propio pueblo, en centenares de miles de asambleas (3). Posiblemente, la audiencia de La Sexta, compuesta en gran parte por población joven desocupada o subempleada, estaría más interesada en conocer cómo es posible lograr, en un país, la participación de casi 9 millones de personas en la discusión de los cambios necesarios en la economía. Pero esto quizá sería como reconocer que Cuba está en condiciones de dar más lecciones de democracia que las que pueda recibir de Europa.
En el programa, que fue rodado en los días previos a la visita del Papa a la Isla, también se habló de libertad religiosa, repitiendo el viejo mito de la supuesta persecución, años atrás, de las prácticas religiosas: “¿Era un imposible que en una isla como Cuba, donde el cristianismo, el catolicismo, fue perseguido, llegasen Vds. a este punto de aceptación por parte del régimen?” –pregunta el presentador al párroco de Santa Rita –curiosamente, la iglesia que da espacio de reunión a las llamadas Damas de Blanco-.
En el programa, nadie explica que el pasado enfrentamiento entre la Revolución cubana y la Iglesia católica fue consecuencia del respaldo de ésta última a las élites económicas del país y de su complicidad con la derrocada dictadura de Batista. A pesar de ello, en Cuba siempre existió libertad de culto, y el resto de iglesias han tenido, en cualquier caso, una relación normalizada con el Gobierno de la Isla.
El programa, de hecho, refleja cuál es el concepto de libertad religiosa que reivindica hoy la jerarquía católica cubana, más cercano al control de espacios en educación y medios de comunicación que, hoy por hoy, chocan con los principios de igualdad, propiedad pública y laicidad que ampara la Constitución del país. El mencionado párroco, José Félix Pérez, señalaba estas prioridades: “El acceso a los medios de comunicación está muy regulado todavía, la presencia de la Iglesia en el ámbito educativo también…”
“Salvados”, del canal La Sexta, dio además un nuevo espaldarazo propagandístico a las llamadas Damas de Blanco, cuya líder Berta Soler se negaba a condenar el bloqueo económico de Estados Unidos contra su propio pueblo. Su repulsa, evidentemente, supondría la pérdida del respaldo económico de sus “hermanos” de la extrema derecha de Miami, a su vez sostenido con fondos gubernamentales norteamericanos. “Estamos muy agradecidas de los hermanos exiliados cubanos”, decía Soler a la cámara de La Sexta. Curiosamente, la razón para no denunciar el bloqueo es que éste “es un asunto político”, en el que las Damas de Blanco no entran. “¿Protestarían también en contra del bloqueo de EEUU contra Cuba desde hace más de 50 años?” –pregunta el presentador-. “Las Damas de Blanco –responde Berta Soler- no hablamos de política, las Damas de Blanco no decimos con el bloqueo (sic), sí le digo que el bloqueo que hay es el bloqueo interno en Cuba”.
El carácter “apolítico” de las llamadas Damas de Blanco se hacía evidente en las declaraciones a cámara de varias de ellas: “Tengo muchos deseos de vivir en un país libre y que en Cuba reine la democracia, con elecciones libres y pluripartidistas” –afirmaba otra del grupo-. “Y esta democracia que estamos buscando, y la libertad que estamos buscando para el pueblo de Cuba, este grupo de mujeres y un grupo de hombres las vamos a buscar (sic)” –gritaba a la cámara la portavoz del grupo-.
Pero regresemos al personaje del comienzo, el “indignado” de la Plaza de la Revolución. Sus acusaciones contra el Gobierno cubano son tan burdas que sorprenden al propio Jordi Évole, el Follonero, que le replica: “¿Cómo es que no ha venido ningún policía, si nos han visto aquí, grabándote? Viéndote la camiseta que llevas verán que muy contento con lo que pasa no puedes estar…”
En su cuenta twitter, este presentador reconocía que aquel joven dijo “unas cosas que yo pensaba que no se podían decir en Cuba…”, a la vez que reconocía que en la Isla no estuvieron “sujetos a ningún tipo de censura ni de control”.
El Follonero juraba, además, que aquella persona no había sido puesta a propósito por el programa. Sin embargo, aunque no dudamos de su palabra, ¿fue realmente fortuita la aparición de aquella persona ante las cámaras de La Sexta? Viendo otras imágenes, también de televisión, tomadas apenas una semana después, se podría deducir que no. En ellas, se ve a la misma persona, ahora en declaraciones –por supuesto, también contra el Gobierno cubano- a otro medio internacional, el canal de Miami Univisión, sobre la visita del Papa a la Isla.
Y es que, en La Habana, pintorescos perseguidores de medios de comunicación extranjeros, cuyo objetivo es acceder a los jugosos “fondos para la democracia en Cuba” o, sencillamente, construir un expediente de opositor político que les garantice una visa para emigrar a EEUU, se cuentan hoy por centenares.
(Tomado de La Pupila Insomne)
(Publicado en Cubainformación)
*Coordinador de Cubainformación.
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